domingo, 22 de mayo de 2011

Discurso Televisivo

L LA TELEVISIÓN COMO DISCURSO




 UBICUIDAD: El discurso televisivo resulta omnipresente en la sociedad actual, ocupando espacios publicos y privados

INMEDIATEZ: El discurso televisivo suprime distancias y destruye las coordenadas del tiempo. La realidad televisiva penetra en el instante y junto a su ubicuidad conforma un todo que permite construir un mundo inventado que se asemeja al real, hasta el punto que el espectador deja de pensar como tal y tiene la ilusión de ser el mismo el actor (verosímil televisivo).

BREVEDAD: En cuanto que el medio impone su propio ritmo y crea su propia linealidad.

CADUCIDAD: El mensaje televisivo es efímero y las imágenes consumidas conducen a la nada. De cualquier modo el discurso televisivo mantiene su impacto social.



La complejidad del mensaje televisivo



La complejidad del mensaje televisivo radica especialmente en su funcionamiento simultáneo de cuatro dimensiones no tan sólo complementarias sino, a veces, contradictorias y opuestas. El mensaje televisivo funciona al mismo tiempo como ventana, como espejo, como espectáculo y como escenario. La televisión como ventana nos permite ver y saber que pasa en el mundo, sus mensajes no tan sólo nos permiten reproducir y mostrarnos el universo sino que, además, es un instrumento de investigación y de exploración, habilidosa para descubrir al telespectador tanto el interior de una célula como la anatomía del cuerpo humano. Pero también los mensajes televisivos y el propio medio funcionan como un espejo que se mira a si mismo, puesto que estos mensajes provocan una narración interior en los telespectadors. Su contenido no se puede reducir a la representación de un espectáculo. Es también un diálogo con el espectador, una presa de conciencia personal, donde reconocemos nuestros propios sueños, opiniones, valores...
Aquello real y aquello ficticio devenen, en el mensaje televisivo, una misma cosa, puesto que la televisión, en cuanto que escenificación, usurpa toda la realidad. Finalmente, la televisión funciona como un escenario de la cultura actual, como un canal privilegiado para la expresión contemporánea.





Otras características básicas son, según Sánchez Noriega (1997:23 y ss.) “los regímenes de la comunicación”, estos pueden ser:

  • El régimen de la información, la base inicial de todo mensaje es la fidelidad a los hechos ocurridos (cuando se trata de informativos) o la verosimilitud (cuando se trata de hechos dramáticos).
  • El régimen de la opinión, basado en la necesidad de la interpretación de los datos, que ayude a seleccionarlos, a ubicarlos y a darlos sentido.
  • El régimen ontológico, o el efecto de creación de realidad, puesto que la televisión hace creer que todo aquello que no sale a sus pantallas no existe. Es el principio de la “medialitat”.
  • El régimen de la presencia, que trae a convertir los medios en ruido ambiental que hoy se considera necesario para vivir.
  • El régimen de aquello propio, la televisión y sus mensajes elaboran su propia realidad, incluso sus propias modalidades comunicativas: videoclips, telefilms, spots publicitarios,etc.
  • El régimen del espejo, el medio se nos presenta como “ventana abierta al mundo”.
  • El régimen del espectáculo, si algo define al mensaje televisivo con propiedad es su espectacularització.
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